El tener un adolescente en el sistema familiar, implica vivir en el cambio, es estar expuestos a constantes transformaciones emocionales, físicas, metales, conductuales y sociales en su día a día. Es por ello, que hay que ser muy cuidadosos en esta etapa de desarrollo y no tomar de forma personal su inestabilidad.

El adolescente tiene muchas emociones y sentimientos que en ocasiones encuentra difícil compartir con su familia, es por ello, que el espacio terapéutico, está destinado a acompañarlo a reconocer, expresar, manejar y enfrentar sus emociones de la manera más funcional posible, a promover su crecimiento y bienestar en su necesidad de independencia y autonomía de una forma funcional para su persona.

El proceso terapéutico estará encaminado directamente a guiarlo en su maduración y en su toma de decisiones, a que se sienta satisfecho con su vida, seguro y deseoso de conocer y experimentar cosas nuevas, que se mantenga interesado en el mundo y lleno de entusiasmo por vivir una vida plena llena de satisfacciones.